La Unidad Central Operativa (UCO) ha fundamentado la operativa delictiva de un grupo investigado por el uso de métodos sofisticados para ocultar el flujo continuo de dinero. La investigación revela que Koldo, junto a su esposa y una persona identificada como Ábalos, utilizaba códigos y nomenclaturas clandestinas en sus comunicaciones para evitar la detección por parte de las autoridades. Estos hallazgos son parte de una pesquisa más amplia sobre corrupción y blanqueo de capitales que ha puesto en el punto de mira a varios individuos y sus complejas redes financieras.
Las autoridades han destacado que estas precauciones indican un elaborado sistema de operaciones ilegales, diseñado para dificultar el seguimiento del dinero movido por el grupo. A través del análisis de los mensajes interceptados, la UCO ha podido reconstruir parte de esta red, exponiendo el nivel de coordinación y secretismo con el que operaba el grupo para evadir el control policial. Este desarrollo es un paso significativo en la investigación, proporcionando pruebas clave sobre las tácticas utilizadas para encubrir actividades ilícitas.
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