El presidente Donald Trump ha anunciado su intención de reducir los aranceles hasta un 80% en un intento por avanzar hacia la resolución de las crecientes tensiones comerciales con China. Esta decisión parece ser un movimiento estratégico para aliviar la presión económica y fomentar un acuerdo entre las dos potencias, que han estado en un intercambio de aranceles que ha afectado a diversos sectores económicos. Sin embargo, la propuesta de Trump enfrenta una respuesta cautelosa debido a las medidas implementadas en los últimos meses que aún pesan sobre las relaciones bilaterales y generan incertidumbre en el comercio global.
Por otro lado, Pekín ha dejado claro que, para que se materialice cualquier tipo de acuerdo, Estados Unidos debe retirar las restricciones comerciales más recientes. Las autoridades chinas reiteran que un verdadero avance en las negociaciones solo es posible si se eliminan las barreras actuales. Mientras tanto, las economías de ambos países permanecen bajo presión, con el mundo observando de cerca las posibles repercusiones de estas decisiones en la economía global. La resolución de este conflicto es crucial para establecer un camino claro hacia la estabilidad económica y el fortalecimiento de las relaciones comerciales internacionales.
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