El conflicto comercial entre Estados Unidos y China ha resurgido con fuerza tras las recientes medidas de Pekín, que ha impuesto restricciones a la exportación de tierras raras y componentes de baterías de litio. Este movimiento ha generado la ira del presidente estadounidense, Donald Trump, quien ha amenazado con establecer aranceles adicionales del 100% a partir del 1 de noviembre si no se alcanzan acuerdos. Las restricciones chinas, anunciadas tras el cierre por el Día Nacional, buscan controlar el comercio global de estas materias primas críticas, afectando potencialmente a industrias tecnológicas y de defensa a nivel mundial. El control casi monopólico de China sobre estas materias le ofrece una potente herramienta de negociación.
La respuesta de Trump ha incluido también la amenaza de cancelar un encuentro previsto con Xi Jinping en Corea del Sur. Esta nueva oleada de tensiones comerciales devuelve el conflicto a niveles vistos en abril, propiciando caídas en los mercados, como el índice S&P 500. Mientras Pekín asegura que sus medidas no apuntan a ningún país específico, la comunidad internacional interpreta el gesto como una demostración del poder de China para perturbar las cadenas de suministro global. Con la fecha límite del 10 de noviembre para las negociaciones arancelarias y el posible encuentro entre líderes aún en el aire, el panorama del comercio mundial se mantiene incierto.
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