En los últimos años, el ejército chino ha intensificado significativamente su actividad militar en torno a Taiwán, incrementando la presión sobre la isla con una serie de maniobras estratégicas. Estas acciones incluyen el despliegue constante de aviones de combate y buques de guerra, lo que ha generado tensiones en la región y aumentado la preocupación internacional sobre la estabilidad en el Estrecho de Taiwán. La presencia militar china se ha vuelto una constante, con ejercicios que se observan cada vez más cerca del territorio taiwanés, en lo que se percibe como una demostración de fuerza y una advertencia a cualquier intento de independencia por parte de Taiwán, aspecto que China sigue considerando una línea roja.
Esta creciente presión militar refleja la postura firme de Pekín contra las aspiraciones separatistas de Taiwán, que se ha mantenido como un tema central en la política exterior china. La respuesta internacional ha sido cautelosa pero preocupada, con llamados al diálogo y a la moderación. Estados Unidos, en particular, ha reiterado su apoyo a Taiwán en diversas ocasiones, aumentando el envío de armamento defensivo y reafirmando su compromiso con la seguridad de la isla. El incremento de estas tensiones pone de relieve los desafíos para la paz en Asia-Pacífico, donde las dinámicas geopolíticas son cada vez más complejas y susceptibles de desencadenar conflictos de mayor magnitud.
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