Pekín ha dado un paso audaz hacia la autosuficiencia tecnológica con el anuncio de una inversión multimillonaria en una nueva planta de fabricación de semiconductores de 12 pulgadas. Este proyecto, liderado por empresas y fondos estatales, representa un esfuerzo estratégico para reducir la dependencia del país de la tecnología extranjera, en medio de un clima de tensiones geopolíticas globales.
El consorcio detrás de esta iniciativa está compuesto por líderes del sector tecnológico chino. Beijing Yandong Microelectronics (YDME), cotizada en el mercado Star de Shanghái, invertirá 4.990 millones de yuanes para adquirir una participación del 24,95 % en Beijing Electronics IC Manufacturing, la filial que supervisará la nueva fábrica. BOE Technology, conocido por ser el principal fabricante de pantallas del país, contribuirá con 2.000 millones de yuanes para asegurar un 10 % del proyecto. En total, se espera que los accionistas contribuyan con 20.000 millones de yuanes, complementados por financiamientos adicionales a través de deuda.
Este ambicioso proyecto busca fortalecer la presencia de Pekín en la industria de semiconductores, un sector en el que la región del Delta del Río Yangtsé ha tenido ventaja, al albergar grandes nombres como Semiconductor Manufacturing International Corporation (SMIC). La falta de suficientes actores en el ámbito del procesamiento y en etapas críticas como el empaquetado y las pruebas, subraya la necesidad de un impulso estratégico en la capital.
Las proyecciones de YDME sugieren un avance notable en la industria de circuitos integrados en China, estimándose que la producción nacional aumentará del 16,7 % en 2021 al 21,2 % en 2026. La nueva planta está diseñada para fabricar chips con nodos maduros de 28 nanómetros o más, y se prevé que alcance una capacidad de 370.000 obleas mensuales para 2027.
Este movimiento se suma a otros progresos recientes en el ámbito de los semiconductores en China, con empresas como Huahong Semiconductor y Guangzhou ZenSemi trabajando en desarrollos similares. Por su parte, SMIC, pionero en la fundición de 12 pulgadas en China, ha reportado una alta utilización de su capacidad, con planes para incrementar su capacidad de producción significativamente a finales de 2024.
El anuncio del nuevo proyecto llega en un momento de crecientes restricciones por parte de Estados Unidos hacia las exportaciones tecnológicas a China. La reciente decisión de TSMC de dejar de aceptar pedidos chinos para nodos avanzados, tras el descubrimiento de su tecnología en productos de Huawei, subraya la urgencia de la iniciativa de Pekín para alcanzar la independencia tecnológica.
En un mundo donde los semiconductores son vitales para la economía global, esta nueva planta no solo representa un paso hacia la autonomía de China en esta industria crítica, sino que también recalca la determinación del país para mantenerse competitivo en el escenario internacional, donde el acceso a la tecnología avanzada se ha convertido en un factor clave de poder y desarrollo económico.