En un contexto de crecientes tensiones geopolíticas y económicas, China ha intensificado su estrategia de desinversión en deuda del Tesoro de Estados Unidos. Este enfoque, que ha cobrado fuerza en los últimos años, se evidencia en el significativo descenso del 40% en los bonos del Tesoro mantenidos por Pekín desde su máximo en 2014, cuando alcanzaron 1,3 billones de dólares. Actualmente, esa cifra se sitúa en 784.300 millones de dólares.
Este movimiento no parece ser una reacción inmediata a las disputas comerciales con Estados Unidos, sino un replanteamiento estratégico respecto al papel del dólar y los activos estadounidenses en las reservas chinas. Analistas sugieren que el aumento en las tensiones internacionales, especialmente tras las sanciones impuestas a Rusia en 2022, ha servido como advertencia para que China minimice su exposición a potenciales sanciones financieras.
El desacoplamiento de China de los bonos del Tesoro estadounidense ha sido progresivo y firme, sin ventas masivas que pudieran desestabilizar el mercado. Desde el inicio del conflicto en Ucrania, este proceso se ha acelerado: Pekín ha reducido su exposición en un 23,7% en solo tres años. Todo señala hacia una búsqueda de mayor resiliencia financiera más que hacia una reacción geopolítica concreta.
Exfuncionarios chinos, como Yu Yongding, argumentan que la principal motivación detrás de esta desinversión es el temor a que activos financieros sean congelados por Washington en caso de conflicto. La situación de Rusia ha demostrado la capacidad de Occidente para ejercer control financiero, lo cual China busca mitigar diversificando sus reservas.
Esta diversificación no se limita a los bonos del Tesoro, sino que también incluye un incremento en inversiones en bonos de agencias como Fannie Mae y Freddie Mac, así como en deuda a corto plazo. Además, el oro ha adquirido un papel central en las reservas del banco central chino.
A pesar de que el dólar sigue siendo un pilar en el sistema financiero global, la postura de China subraya una pérdida de atractivo como activo refugio. La politización de las finanzas y el uso de sanciones económicas han generado un debate sobre la necesidad de una mayor multipolaridad en el sistema financiero global. Sin embargo, China continúa manteniendo alrededor de 1,5 billones de dólares en activos denominados en dólares, un indicador de que el proceso de desacoplamiento, si bien está en marcha, seguirá un curso lento y medido.
En este escenario, China no está librando una guerra financiera directa contra Estados Unidos, sino que busca minimizar riesgos en un mundo cada vez más volátil. Su estrategia se enfoca en contención, diversificación y autonomía, alineándose con un entorno donde la economía y la geopolítica están inextricablemente vinculadas.