Un reciente informe de la Organización Meteorológica Mundial (OMM) arroja luz sobre la compleja interacción entre la calidad del aire y el clima global. El «Boletín de Calidad del Aire y Clima 2025» destaca tanto avances como desafíos persistentes en esta materia. Mientras que China celebra una significativa mejora en la calidad del aire gracias a sus estrictas políticas de control de emisiones, otras regiones del mundo enfrentan un grave deterioro debido a incendios forestales intensificados por el cambio climático.
En el este de China, las medidas para reducir las emisiones han dado fruto, con niveles de material particulado fino (PM 2.5) por debajo del promedio registrado entre 2003 y 2024. Este descenso, calificado como una «anomalía negativa», refleja los esfuerzos exitosos del país en los últimos años, según explicó Lorenzo Labrador, oficial científico de la OMM, durante la presentación del informe.
No obstante, este progreso en Asia contrasta con la situación en otras regiones. Incendios devastadores en la cuenca del Amazonas, el norte de Canadá y Siberia han generado «anomalías positivas» en los niveles de PM 2.5, deteriorando la calidad del aire a una escala sin precedentes. El fenómeno no solo afecta las zonas cercanas, sino que el humo y la contaminación se extienden a ciudades lejanas, como Santiago de Chile y São Paulo, tras incendios en la Amazonía en 2024.
En Europa también se siente la gravedad del problema. La temporada de incendios en la Península Ibérica ha batido récords en emisiones de CO₂, calificándola como «histórica». Alrededor del 1% de la península se ha visto afectada, y el humo ya ha alcanzado Europa Occidental, según el Servicio de Monitoreo Atmosférico de Copernicus.
El informe de la OMM resalta que la calidad del aire y el cambio climático están intrínsecamente vinculados, y deben abordarse conjuntamente. Destaca casos como el cumplimiento de la normativa MARPOL de la Organización Marítima Internacional, que redujo el azufre en combustibles de buques, mejorando así la calidad del aire, aunque provocando un aumento del calentamiento global al eliminar aerosoles de sulfato.
Con la contaminación del aire posicionada como el segundo factor de riesgo de muerte a nivel global, el Instituto de Efectos sobre la Salud reportó 8,1 millones de muertes relacionadas en 2021. El boletín de la OMM urge a los gobiernos a implementar políticas eficaces para mitigar estas crisis. La combinación de fenómenos meteorológicos extremos, como los mega incendios, y acciones humanas continúan moldeando el aire que respiramos, afectando tanto la salud pública como el medio ambiente.