Agentes federales con equipo táctico han intensificado su presencia en las calles de varias ciudades de Estados Unidos, marcando una era de uso interno de fuerzas sin precedentes durante la administración de Donald Trump. Tropas de la Guardia Nacional se han desplegado en Chicago, Memphis y, temporalmente bloqueadas, en Portland, a pesar de las demandas de varios gobernadores estatales que buscan frenar esta intervención federal. Trump afirma que este despliegue es crucial para combatir la delincuencia y proteger instalaciones de inmigración, mientras críticos señalan que estas acciones amenazan las libertades civiles. En Chicago, la operación Midway Blitz ha desatado protestas masivas por su enfoque contra inmigrantes indocumentados, mientras que la decisión de desplegar fuerzas en Portland ha sido bloqueada por un juez federal hasta mediados de octubre.
La situación en Memphis ha generado polémica con más de 270 arrestos realizados durante la primera semana de operaciones, donde el despliegue, aunque respaldado por el gobernador republicano de Tennessee, ha despertado divisiones internas. En Luisiana, se evalúa un despliegue significativo de tropas en varias ciudades bajo el argumento de creciente criminalidad. La resistencia local es evidente en ciudades como Los Ángeles, donde un juez dictaminó la ilegalidad del despliegue bajo la Ley Posse Comitatus. Mientras tanto, posibles nuevos objetivos como Baltimore y Boston se preparan ante el temor de ser los próximos blancos de esta estrategia federal, en un ambiente político ya en tensión de cara a las elecciones de 2026.
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