El jefe de Estado republicano ha intensificado su retórica al amenazar con llevar a cabo operaciones similares en Baltimore y Nueva Orleans, ciudades gobernadas por demócratas. Este anuncio refuerza la percepción de una creciente tensión entre el gobierno federal y las administraciones locales en áreas predominantemente demócratas. El mandatario ha justificado la posible intervención alegando la necesidad de restaurar el orden y la seguridad en estas urbes, aunque sus críticos argumentan que se trata de un movimiento calculado para ganar apoyo político.
Líderes locales y defensores de los derechos civiles han expresado su preocupación por esta posible respuesta federal, considerándola una acción que podría exacerbar la situación en lugar de mejorarla. La intervención previa en otras ciudades ha sido vista por algunos como excesiva y politizada, aumentando las divisiones en un país ya polarizado. La amenaza de extender estas operaciones a ciudades como Baltimore y Nueva Orleans se enmarca en un contexto de creciente debate nacional sobre el papel adecuado del gobierno federal en asuntos locales.
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