El aumento de los ‘narcoasaltos’ en el último año ha generado preocupación entre las autoridades y la población, con un total de 87 incidentes reportados, lo que equivale a más de siete asaltos por mes. La mayoría de estos crímenes están asociados con el lucrativo negocio de la marihuana, un fenómeno que se ha convertido en un desafío crucial para la seguridad en la región. Estos asaltos destacan la creciente violencia en el entorno del tráfico de drogas, afectando tanto a quienes participan en el cultivo y distribución como a las comunidades cercanas, que se ven atrapadas en el fuego cruzado de estos enfrentamientos.
Las fuerzas de seguridad han intensificado sus esfuerzos para contener esta ola de violencia y desmantelar las redes delictivas implicadas en el comercio de marihuana. Sin embargo, el auge de estos asaltos pone de manifiesto la necesidad de una estrategia más efectiva y coordinada que aborde no solo la represión directa del crimen, sino también las causas subyacentes de esta problemática. Las autoridades enfrentan un complejo reto que requiere no solo medidas de seguridad, sino también políticas de prevención y desarrollo comunitario para reducir la dependencia económica del tráfico ilícito y fortalecer el tejido social.
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