El pasado 7 de octubre marcó el final del prolongado conflicto laboral en Avanza Movilidad Integral, en su centro de Getafe. Un acuerdo entre la empresa y los sindicatos CCOO, UGT y SLT concluyó la huelga, dejando fuera de este consenso a los sindicatos PISAI y CGT. Estos últimos han expresado su descontento con la forma y el contenido del acuerdo, acusando a la empresa de apresurar la implementación de nuevos horarios desde el 1 de octubre sin incluirlos en el proceso de negociación.
El desacuerdo se centra en varios aspectos laborales fundamentales. Los sindicatos han exigido que se respete la jornada diaria de un máximo de 8 horas para llegar a un cómputo semanal de 40 horas, como estipula el convenio provincial. Sin embargo, denuncian que algunos turnos han superado las 8 horas, llegando en algunos casos a las 9 horas, lo que consideran inhumano. Además, la combinación y mezcla de líneas para completar las 40 horas semanales ha generado itinerarios laborales complicados y poco prácticos.
Otro punto crítico es la gestión del tiempo de desplazamiento hacia las líneas, que finalmente ha sido reconocido como tiempo de trabajo efectivo. Sin embargo, ciertas líneas, como la 468 que opera entre Getafe y Casarrubuelos, han quedado exentas de este beneficio, lo que los sindicatos consideran una irregularidad. Además, la falta de atención por parte de Avanza y el Consorcio Regional de Transportes de Madrid hacia algunas líneas de Parla ha mermado la calidad del servicio y las condiciones laborales.
En cuanto a los contratos, los sindicatos critican la precariedad y la falta de transparencia en los procesos de contratación, con prácticas que acusan de favoritismo. Las condiciones laborales también han sido cuestionadas debido a que el mantenimiento de los vehículos sigue siendo deficiente, sin tiempo para revisiones adecuadas debido a la falta de descansos de la flota.
La CGT ha expresado preocupación por la falta de instalaciones adecuadas de aseo y la imposibilidad de beneficiar a los trabajadores de las mejoras de licencias recientes en el Estatuto de los Trabajadores. Además, la negativa de la empresa a cambiar de mutua, a pesar de los problemas recurrentes y el mal reconocimiento de accidentes laborales, sigue siendo un punto conflictivo.
Este desacuerdo ha demostrado ser más que una simple lucha por condiciones laborales; se trata de un conflicto por reconocimiento y dignidad profesional. La CGT y otros sindicatos no firmantes del acuerdo han manifestado su intención de continuar defendiendo a sus miembros contra lo que perciben como prácticas laborales injustas y una manipulación del proceso negociador inicial. Solamente el tiempo dirá cómo se resolverá esta tensa situación en un sector vital para la movilidad urbana.
Fuente: CGT zona sur