En las últimas horas del viernes, la ciudad experimentó la llegada irregular de 54 menores no acompañados, incrementando la presión sobre los servicios de protección infantil. Esta situación se suma al desafío de gestionar ya a 460 jóvenes en condiciones similares, desbordando así una capacidad de acogida que está limitada a sólo 132 plazas. Las autoridades locales enfrentan un reto significativo al intentar garantizar un entorno seguro y adecuado para estos menores, quienes llegan en busca de mejores oportunidades y un refugio seguro.
A pesar de los esfuerzos por mejorar las infraestructuras y recursos disponibles, la demanda supera con creces la capacidad instalada, generando preocupación entre organizaciones de derechos humanos y la comunidad local. Las instituciones municipales se encuentran en un proceso de revaluación de sus estrategias de acogida, buscando alternativas que permitan brindar atención adecuada sin comprometer la calidad del cuidado ofrecido. La situación actual subraya la necesidad urgente de una respuesta coordinada y sostenible que aborde esta creciente problemática social.
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