Oxfam Intermón ha alertado sobre la devastación causada por los ataques israelíes en la franja de Gaza, que han destruido aproximadamente 1.700 kilómetros de la red de agua y saneamiento. Tras 15 meses de intensos bombardeos, la infraestructura hídrica del enclave palestino está en ruinas, con graves impactos en zonas como el norte de Gaza y la ciudad sureña de Rafah. Aquí, la disponibilidad de agua ha caído drásticamente a apenas el 7% de los niveles previos al conflicto, exacerbando una crisis humanitaria severa. En particular, en la provincia de Gaza del Norte, la mayoría de los pozos han quedado en desuso, dejando a 700.000 personas que regresaron tras el alto el fuego sin acceso a agua potable, ya que los tanques de almacenamiento han sido destruidos.
La ciudad de Rafah enfrenta una situación crítica, con más del 90% de sus pozos y embalses dañados, lo que ha reducido la producción de agua a menos del 5% de su capacidad original. La destrucción supera el 80% de la infraestructura hídrica de toda la Franja, afectando plantas de tratamiento de aguas residuales y desalinizadoras. La coordinadora humanitaria de Oxfam en Gaza, Clémence Lagouardat, ha destacado que las condiciones de higiene y salud son ahora «catastróficas». Las enfermedades infecciosas están en aumento, con un riesgo inminente de brote de polio, según la OMS. A pesar del alto el fuego, Israel está bloqueando la llegada de suministros críticos necesarios para reparar esta infraestructura devastada, impedimentos que incluyen tuberías y generadores esenciales para operar los pozos.
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