El ambiente político en Venezuela se encuentra en un estado de alta tensión, a medida que el presidente Nicolás Maduro consolida el control militar y civil del chavismo en respuesta a supuestas amenazas conspirativas. La situación se intensificó esta semana con la distribución de fusiles de asalto rusos a civiles y la implementación de una nueva estructura de defensa nacional que otorga mayor poder a las fuerzas del orden en Caracas. Maduro ha dejado claro su determinación de mantener la paz y la soberanía del país frente a lo que describe como agresiones externas. En un acto reciente, en el que el mandatario apareció vestido de camuflaje, firmó la activación de la Organización de Defensa Integral (ODI), una estructura que abarca desde el nivel nacional hasta el parroquial, con la intención de coordinar una respuesta integrada a las amenazas percibidas.
Mientras tanto, la captura de supuestos mercenarios de Estados Unidos, Colombia y Ucrania ha sido anunciada por el gobierno como parte de un esfuerzo más amplio para neutralizar lo que califican como planes desestabilizadores. A solo días de una manifestación convocada por la oposición el 9 de enero y con la posible vuelta de Edmundo González Urrutia para asumir la presidencia, las tensiones políticas están al punto de ebullición. El opositor se encuentra en Panamá donde recibe apoyo diplomático de exmandatarios del Grupo IDEA, planificando su retorno a Venezuela. La administración de Maduro se prepara para lo que parece ser un enfrentamiento decisivo con la oposición, reafirmando su disposición a mostrar toda su fuerza para garantizar la estabilidad del régimen chavista.
Leer noticia completa en El Pais.