La reciente victoria de Ousmane Dembélé en la gala del Balón de Oro provocó una auténtica fiesta entre los aficionados del Paris Saint-Germain (PSG), quienes salieron a las calles con bengalas y fuegos artificiales para celebrar el éxito de su estrella. El bullicio y el estallido de los fuegos artificiales resonaron en los alrededores del Teatro Chatelet, donde se conoció que Dembélé había superado a Lamine Yamal en la lucha por el prestigioso galardón. Desde momentos previos al anuncio, la multitud ya mostraba su emoción, que culminó en un estallido de alegría cuando Ronaldinho presentó a Dembélé como el mejor jugador del mundo.
Tras la entrega de los premios, las calles aledañas al evento se convirtieron en un bullicio festivo, con los seguidores del PSG celebrando no solo el galardón de Dembélé, sino también los numerosos títulos que el club cosechó en la temporada anterior, incluyendo la Ligue 1 y la Champions. A pesar de la euforia, la jornada estuvo marcada por la disputa de un clásico francés entre el PSG y el Marsella, que se llevó a cabo simultáneamente con la gala, provocando una mezcla de emociones y celebraciones a lo largo de París. La derrota en este encuentro quedó en un segundo plano frente a la alegría de los logros conseguidos.
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