Durante la Segunda Guerra Mundial, Estados Unidos confinó a miles de sus propios ciudadanos de origen japonés en campos de concentración. La medida, decretada por el gobierno de Franklin D. Roosevelt tras el ataque a Pearl Harbor, fue justificada como una medida de seguridad nacional, pero ha sido ampliamente criticada como un acto de racismo sistemático. Este oscuro episodio de la historia estadounidense refleja las tensiones raciales y el temor predominante en el país durante el conflicto bélico global.
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