Un exhaustivo estudio ha revelado las preocupantes consecuencias medioambientales que ha producido la destrucción de la presa de Kajovka en junio de 2023. La catástrofe liberó 1,7 kilómetros cúbicos de sedimentos contaminados con metales pesados, nitógeno, fósforo y otras sustancias tóxicas. Estos elementos, al encontrarse en grandes concentraciones, amenazan gravemente los ecosistemas circundantes y pueden provocar cambios drásticos en la biodiversidad local, afectando tanto a la flora como a la fauna. La liberación de estos sedimentos no solo perturba los hábitats naturales, sino que también persiste el riesgo de que estas toxinas se introduzcan en la cadena alimentaria, ocasionando un daño prolongado en la región.
Además de los efectos ecosistémicos, hay una creciente preocupación por el impacto en la salud de la población cercana. La dispersión de contaminantes en cuerpos de agua utilizados para el abastecimiento humano representa un riesgo potencial para los ciudadanos que, sin un adecuado tratamiento, podrían consumir agua con altos niveles de toxicidad. Esta situación ha llevado a las autoridades a implementar estrategias urgentes de intervención y mitigación, aunque el estudio señala que el proceso de restauración ambiental y purificación de las aguas podría extenderse durante años. En consecuencia, la comunidad científica y los activistas medioambientales instan a un esfuerzo conjunto para abordar las repercusiones de este desastre y evitar futuras catástrofes similares.
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