La Generalitat ha anunciado que prohibirá el uso de pizarras digitales y tabletas en los cursos de Educación Infantil. Esta decisión se enmarca en un esfuerzo por fomentar métodos de enseñanza más tradicionales, priorizando el desarrollo de habilidades psicomotrices y la interacción social directa entre los niños y los profesores. La medida ha sido recibida con opiniones divididas, siendo aplaudida por algunos sectores educativos que abogan por una reducción de la exposición temprana a las pantallas, mientras que otros critican la falta de aprovechamiento de herramientas tecnológicas que pueden enriquecer el aprendizaje.
La normativa busca revertir la tendencia creciente de digitalización en las aulas, argumentando que el uso excesivo de tecnología puede ser perjudicial para la salud y el desarrollo de los menores. Los padres y docentes están llamados a participar en esta transición hacia métodos más analógicos, con la incorporación de técnicas pedagógicas centradas en el juego y la exploración física. Mientras tanto, los fabricantes de tecnología educativa han expresado sus preocupaciones sobre el impacto que esta prohibición podría tener en sus negocios, además de cuestionar si esta medida responde efectivamente a las necesidades educativas actuales.
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