El nuevo curso escolar ha comenzado con importantes cambios en su política tecnológica, marcados por la prohibición del uso de móviles y dispositivos inteligentes en las aulas de secundaria, una medida ya implementada el año pasado en primaria. Además, se ha decidido retirar progresivamente las pantallas en la educación infantil y postergar la entrega de portátiles individuales hasta el sexto de primaria. Salvador Illa, presidente del gobierno regional, destacó la importancia de reconectar a los estudiantes con el conocimiento a través de los libros, enfatizando que su administración no es «antitecnología», sino que aboga por un uso adecuado de esta. Con esta nueva política, las autoridades buscan fomentar una conexión más profunda entre los estudiantes y sus compañeros, así como con el material de estudio tradicional.
Este regreso a clases también se ve marcado por el reto de manejar una creciente diversidad estudiantil, con 335,746 alumnos con necesidades educativas especiales. Para enfrentar esta situación, se ha incrementado el personal de apoyo educativo y se ha logrado un aumento significativo de docentes. Asimismo, se están implementando programas para mejorar los resultados académicos, especialmente en matemáticas y comprensión lectora, involucrando a 800 centros en programas especializados y 500 en redes de competencia lectora. Además, se inicia una prueba piloto en 250 centros para mejorar sus calificaciones. El curso también introduce nuevos centros educativos, incluyendo siete institutos escuela y tres nuevos institutos de FP, que amplían la oferta educativa en Cataluña.
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