Flock Safety, la compañía conocida por sus lectores automáticos de matrículas (ALPR), se enfrenta a una controversia significativa tras intentar detener el proyecto de un activista que persigue la transparencia en el uso de dispositivos de vigilancia. Will Freeman, el activista en cuestión, lanzó DeFlock.me, una iniciativa dedicada a mapear la ubicación de estas cámaras de vigilancia, lo que llevó a la empresa a enviarle una carta de cese y desista, alegando que su trabajo perjudica su marca registrada.
La respuesta no se hizo esperar. La Electronic Frontier Foundation (EFF), representando a Freeman, defendió su derecho constitucional amparado por la Primera Enmienda, subrayando que el objetivo de DeFlock.me es informar al público sobre las implicaciones del uso extendido de ALPR en la privacidad y las libertades civiles. El proyecto busca empoderar a los ciudadanos para que actúen en consecuencia ante esta forma de vigilancia masiva.
Los ALPR no solo rastrean matrículas, sino que crean completas «huellas digitales» de los coches, revelando detalles como el modelo, la marca y el color del vehículo. La utilización de esta tecnología ha sido blanco de críticas dado su potencial para una vigilancia indiscriminada, afectando a cualquier vehículo sin importar su vinculación con delitos. Casos de uso indebido por parte de las fuerzas del orden, vigilando a individuos sin relación delictiva, han salido a la luz, preocupando a defensores de derechos civiles.
DeFlock.me, a través de su investigación colaborativa y de código abierto, ha mapeado más de 16,000 cámaras, cubriendo más de un tercio de los dispositivos de Flock Safety. Por su parte, el proyecto Atlas of Surveillance de la EFF ha identificado más de 1,700 agencias que utilizan esta tecnología, reflejando su amplia aceptación en cuerpos policiales.
La prominencia de Flock Safety en las fuerzas de seguridad es evidente. Algunas, como la del Condado de Sussex en Virginia, dedican secciones de sus plataformas en línea para promover la tecnología de Flock. Frente a esto, la EFF defiende que el nombre “DeFlock” ilustra el propósito del mapa: desafiar la dependencia de los ALPR y la posición dominante de Flock en el mercado.
La acción legal de Flock Safety contra el proyecto de Freeman es vista como una táctica para silenciar críticas a través de reclamos de propiedad intelectual, una estrategia que EFF lleva años combatiendo. En este contexto, la EFF reafirma su compromiso de defender los derechos de aquellos que luchan por la privacidad, alegando que el uso del nombre «DeFlock» es legítimo, constituyendo una crítica no comercial a las prácticas y productos de Flock Safety.