Carmen Ninet, esposa del ex comisionado de la Dana, se enfrenta a la pérdida de su cargo en un museo local. Esta decisión se produce tras una serie de controversias relacionadas con su nombramiento, que algunos consideran vinculado a la posición política de su esposo. Fuentes cercanas al museo aseguran que su salida responde a una revisión interna que busca asegurar la imparcialidad en las designaciones y evitar posibles conflictos de interés, manteniendo la transparencia en la gestión de la institución.
El impacto de este cambio ha generado reacciones diversas entre los trabajadores del museo y el público en general. Mientras algunos apoyan la medida como un paso hacia una mayor integridad institucional, otros cuestionan si Ninet recibió un trato justo. La situación resalta las tensiones entre la gestión cultural y las influencias políticas, subrayando la importancia de mantener estructuras administrativas libres de favoritismos. Esta decisión, aunque controvertida, busca restablecer la confianza del público en las entidades culturales.
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