El intento del BBVA de adquirir Banco Sabadell ha culminado en un fracaso tras un arduo proceso que se prolongó durante casi año y medio. Desde que BBVA hizo pública su intención de negociar una fusión amistosa a finales de abril del año pasado, la operación se enfrentó a múltiples obstáculos. La oferta fue rechazada debido a que Sabadell consideraba que infravaloraba significativamente su potencial. Ante la falta de acuerdo, BBVA intentó una opa hostil, un movimiento inédito en el sector bancario español en cuatro décadas. Sin embargo, esta estrategia encontró oposición no solo en el consejo del Sabadell, sino también en el ámbito político y empresarial catalán. El Gobierno, a través del ministro de Economía, dejó clara su opinión contraria a la operación.
La Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC) aprobó la opa con ciertas condiciones, pero las reglas impuestas por el Gobierno la volvieron menos atractiva. Este impidió la fusión completa durante varios años y obligó a un manejo independiente, reduciendo las sinergias potenciales a la mitad. BBVA ajustó su oferta, pero los dirigentes de Sabadell, reforzados por la venta de su filial británica TSB al Santander, mantuvieron su posición. La situación no cambió con la subida del 10% en la propuesta de BBVA. Al final, la insistencia de BBVA, incluso considerando porcentajes menores de control, no logró el cierre exitoso de la operación. Este intento marca un hito en el liderazgo de Carlos Torres, quien ya había enfrentado un revés similar en 2020.
Leer noticia completa en El Pais.
