La tensión entre Red Bull y McLaren ha alcanzado un nivel crítico en la Fórmula 1, poniendo a la Federación Internacional de Automovilismo (FIA) en una posición complicada frente a un reglamento que deja espacios grises aprovechados por los equipos. La competencia se intensificó notablemente durante las últimas carreras en Austin y México, donde el actual campeón, Max Verstappen, utilizó maniobras que han sido cuestionadas y que implicaron a Lando Norris de McLaren. En Austin, Verstappen defendió su posición frente a Norris con tácticas al límite de la legalidad, mientras que en México, tras la intervención de los comisarios, fue penalizado por acciones similares. Este conflicto ha desviado la atención de otros logros en la pista, como el dominio de Ferrari en ambas carreras, destacándose una notable actuación de Charles Leclerc y Carlos Sainz, quienes aseguraron la quinta victoria de la temporada para la escudería italiana.
El aumento de potentes disputas en la pista refleja un cambio en el liderazgo del campeonato, anteriormente dominado por Mercedes y recientemente por Red Bull. McLaren ha considerablemente mermado la ventaja de Red Bull, aumentando la fricción entre los equipos. Este creciente enfrentamiento ha forzado a la FIA a intervenir más activamente, como sucedió en el caso de Verstappen en México, donde recibió dos penalizaciones de diez segundos cada una por exceder los límites del trazado en su defensa frente a Norris. Con el campeonato ahora dirigiéndose a Qatar, la comunidad del automovilismo está a la espera de si esta disputa evolucionará o si la FIA logrará instaurar un control efectivo, mientras concernientes incidentes en pista seguirán generando debate. Por otro lado, figuras como Fernando Alonso enfrentan desafíos personales, como su abandono en el Gran Premio 400 debido a una avería, técnicamente eclipsado por los conflictos entre las principales escuderías.
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