Antonio Carlos Ortega, entrenador del equipo de balonmano del FC Barcelona, reflexiona sobre su trayectoria profesional y los retos de liderar un vestuario lleno de éxito. A sus 53 años y después de una carrera brillante como jugador, Ortega se enfrentó al escepticismo de un equipo que había alcanzado la perfección en la temporada anterior. No obstante, logró consolidarse como técnico, guiando al Barça a conquistar dos Champions en tres años, con la posibilidad de un tercer título en cuatro ediciones, enfrentándose al Magdeburgo en las semifinales de la Final Four. Ortega destaca cómo sus títulos recientes han fortalecido su reputación como entrenador, aunque admite que el inicio fue desafiante debido a la resistencia interna al cambio.
El técnico malagueño se enfocó en la estrategia y la gestión del equipo, evolucionando desde sus días como jugador de élite hacia el compromiso de formar y dirigir. Aprendió bajo la tutela de reconocidos entrenadores y aplicó su filosofía centrada en escuchar a sus jugadores y gestionar egos. En un club como el Barça, donde la superioridad en torneos domésticos es abrumadora, Ortega trabaja en mantener la competitividad del grupo. A veces, debe adoptar un enfoque más flexible, almacenando energías para los enfrentamientos más duros. A pesar de los obstáculos, Ortega ha trasladado su experiencia y conocimiento a la cancha, cumpliendo con éxito su cometido y subrayando la importancia de la comunicación y el ejemplo en la gestión deportiva.
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