El enfrentamiento entre el gobierno del presidente Gustavo Petro y el alcalde de Bogotá, Carlos Fernando Galán, ha escalado a un nivel que amenaza con desbordar el ámbito local e incidir fuertemente en el debate político nacional de Colombia. Galán ha expresado su rechazo frontal al proyecto de resolución para el ordenamiento ambiental de la Sabana de Bogotá, impulsado por la exministra de Ambiente Susana Muhamad. Según el alcalde, este plan infringe la ley y la Constitución al imponer restricciones sin la debida coordinación con las autoridades locales, afectando proyectos críticos para el desarrollo urbano de la ciudad y sus alrededores, como la primera línea del metro y la ampliación del aeropuerto El Dorado. Galán no ha dudado en calificar la medida como un ataque a la autonomía territorial y ha advertido que podría emprender acciones legales si no se retira la resolución.
El plan gubernamental contempla la protección de los ecosistemas de humedales y limita la urbanización en áreas rurales, lo que, según sus promotores, busca resguardar la integridad ecológica de la región. Sin embargo, para Galán y otros líderes locales como la exalcaldesa Claudia López, el plan impide el desarrollo sostenible de Bogotá y sus municipios aledaños, complicando la ejecución de proyectos vitales de infraestructura y afectando a miles de familias cuyos predios están en zonas clasificadas como humedales. La controversia ha exacerbado las ya tensas relaciones entre la alcaldía y el gobierno central, con Galán posicionándose como una figura de oposición frente a Petro en temas claves. Las declaraciones del presidente, afirmando que el desarrollo de Bogotá no es «pavimentar la Sabana», reflejan su compromiso con un enfoque ambientalista, pero han intensificado el conflicto, caracterizado por una serie de desacuerdos sobre la gestión de la ciudad y sus relaciones con el gobierno nacional.
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