El reciente estreno de «Babygirl», protagonizado por Nicole Kidman, ha generado una ola de críticas encontradas tras su llegada a las salas españolas. La película, dirigida por la neerlandesa Halina Reijn, es un thriller erótico que destaca por la actuación de Kidman, quien ha recibido la Copa Volpi en el festival de Venecia y una nominación al Globo de Oro por este papel. Aunque ha capturado la atención de los espectadores, el filme ha encontrado detractores en la crítica especializada, como Carlos Boyero de EL PAÍS, quien opina que la interpretación de Kidman es lo único rescatable del metraje. Boyero describe la cinta como más pretenciosa que efectiva en su propósito, lamentando que, pese a sus intenciones de transgresión y empoderamiento, la narrativa no logra sostener el interés prometido.
Boyero compara «Babygirl» con otras producciones del mismo corte, mencionando que, en lugar de ofrecer un relato fresco y convincente, se asemeja más a intentos anteriores de representar el erotismo con falsedad y sofisticación superficial. Aunque el crítico celebra la renovación en las temáticas de fantasías eróticas en el cine, resalta la necesidad de que estas historias ofrezcan no solo un cambio de enfoque hacia un espacio menos dominado por la masculinidad, sino que también brinden una calidad narrativa que deje huella, primando el arte sobre una simple ideología de género. A pesar de las deficiencias que señala, el estreno ha estimulado el debate sobre cómo las nuevas producciones abordan el erotismo y el empoderamiento.
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