El Real Madrid, en su intento por revivir las legendarias remontadas que han marcado su historia, se encontró esta vez desnudo frente a un Arsenal que exhibió una sólida defensa en el partido de vuelta de los cuartos de final de la Champions League. A pesar de la tradición de imponerse ofensivamente desde el inicio, el Madrid tardó casi una hora para obligar al portero rival, David Raya, a realizar su primera intervención de la noche. Mientras tanto, su guardameta Thibaut Courtois ya había repelido con éxito un penalti y otras dos llegadas peligrosas del conjunto inglés. La esencia de su mitología de remontadas parecía desvanecerse, con un Mbappé que anotó un gol en fuera de juego y el propio penalti fallado por el Arsenal, sin poder alzar al equipo más allá de un resultado famélico: solo tres intentos a puerta frente a los seis del Arsenal.
Con la eliminación en el horizonte, las voces críticas no tardaron en acumularse. Carlo Ancelotti, entrenador del Madrid, se mostró filosófico ante el incierto futuro que lo agita, declarando su disposición a aceptar cualquier decisión del club sobre su continuidad. Courtois, pieza crucial del equipo, subrayó la necesidad de mayor juego colectivo, destacando la carencia de un delantero como Joselu que sublimara los centros de Vinicius o Kylian. Por su parte, el Arsenal, conocido como el menos goleado de la Premier League, se mostró imperturbable ante el panorama del Santiago Bernabéu, un estadio que se rindió a su hegemonía defensiva. El marcador final proyectó una afición madridista frustrada y desilusionada, que, dando rienda suelta a su desencanto, despidió a sus jugadores entre silbidos al término del encuentro.
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