En un evento cargado de tradición y colorido, la capital fue testigo de una singular procesión: cientos de ovejas y cabras tomaron sus calles en celebración de la XXXII Fiesta de la Trashumancia. Este evento anual, que busca resaltar la importancia de las rutas ganaderas y la cultura pastoril, atrajo a numerosos curiosos y vecinos que se acercaron para disfrutar del espectáculo.
Bajo un cielo claro, las ovejas avanzaron plácidamente escoltadas por pastores vestidos con atuendos típicos, quienes guiaron a los rebaños por las principales vías de la ciudad. La escena recordó un pasado en el que la trashumancia desempeñaba un papel central en la economía y el transporte locales, reviviendo costumbres que se remontan a siglos atrás.
La festividad no solo celebró las antiguas rutas de trashumancia que conectan diferentes regiones del país, sino que también buscó concienciar sobre la necesidad de proteger estas vías históricas y el paisaje natural que atraviesan. En un comunicado, los organizadores resaltaron la importancia de promover prácticas sostenibles que respeten tanto el medio ambiente como el patrimonio cultural.
Numerosos asistentes, incluidos turistas y residentes, aprovecharon la ocasión para participar en actividades complementarias como talleres de lana, exhibiciones de esquileo y degustaciones de productos artesanales. La música tradicional y la danza folclórica pusieron el broche de oro a una jornada que combinó educación, diversión y cultura.
Con esta celebración, la ciudad reafirma su compromiso con la conservación de sus tradiciones rurales, al tiempo que impulsa un turismo sostenible y consciente. La Fiesta de la Trashumancia sigue siendo un recordatorio vívido de la conexión profunda entre las prácticas ancestrales y la vida urbana contemporánea, atrayendo tanto a jóvenes como a mayores en una experiencia colectiva única.