La Policía Nacional detuvo en Madrid a Álvaro Pasquín Mora, conocido como el «fugitivo de los tatuajes», tras cinco años de búsqueda. Pasquín, de 33 años, había sido incluido en la lista de los 10 delincuentes más buscados en julio del año pasado, y su detención ocurrió apenas nueve días antes de que prescribiera el delito de abuso sexual por el que fue condenado en 2017. Durante su huida, Pasquín vivió aislado en un cobertizo en el barrio de Colonia Jardín, donde evitó cualquier contacto social, incluso con su familia. Según fuentes cercanas a la investigación, su captura fue posible gracias a la colaboración ciudadana, después de que el Ministerio del Interior difundiera ampliamente su fotografía y características distintivas.
La búsqueda se intensificó cuando se emitió una orden judicial para su arresto en 2020. Durante este tiempo, Pasquín utilizó identidades falsas para obtener comida y realizar negocios a través de internet, facilitando su subsistencia. La Policía logró finalmente su localización gracias al rastreo de cuentas digitales, que jugaron un papel crucial en su captura. Al momento de su detención, Pasquín no opuso resistencia y lo primero que solicitó fue hablar con su madre, con quien había perdido contacto. Su arresto eleva a seis el número de fugitivos capturados de la lista original de 10 más buscados, mientras que cuatro aún siguen en paradero desconocido.
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