En un incidente reciente en una farmacia local de Madrid, tres mujeres planificaron un robo orquestado en el que desviaron la atención de la farmacéutica para sustraer varios productos cosméticos. Mientras una de las sospechosas conversaba con la farmacéutica en el mostrador, manteniéndola ocupada con preguntas sobre distintos medicamentos, las otras dos aprovechaban la distracción para recorrer los pasillos y esconder cremas en sus bolsos. Este modus operandi, que destaca por su simplicidad y coordinación, ha levantado preocupación entre los comerciantes de la zona quienes temen que este tipo de incidentes se multipliquen si no se refuerzan las medidas de seguridad.
Las cremas sustraídas, cuyo valor comercial alcanza los cientos de euros, son productos de alta demanda y fácil reventa en el mercado negro. La policía local ya está investigando el caso y revisa las cámaras de seguridad con la esperanza de identificar a las implicadas. Este episodio es el más reciente de una serie de robos en pequeñas farmacias, lo que pone de manifiesto la necesidad de incrementar la vigilancia y la cooperación entre los comerciantes y las fuerzas de seguridad para prevenir futuros delitos. Las autoridades han exhortado a los dueños de establecimientos a estar vigilantes y reportar cualquier actividad sospechosa de inmediato.
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