Nueve meses después de los devastadores incendios que asolaron Pacific Palisades y Malibú, en la costa de Los Ángeles, la policía detuvo a Jonathan Rinderknecht, un conductor de Uber de 29 años, como sospechoso de haber provocado el desastre. Rinderknecht, oriundo de Florida, habría prendido fuego intencionalmente en las montañas de Santa Mónica el primer día de 2025. Según las autoridades, el sospechoso dejó a un pasajero en la zona la noche del 31 de diciembre y luego, aparentemente agitado, se dirigió a Skull Rock, donde encendió un fuego prohibido. El fiscal de la ciudad, Bill Essayli, afirmó que la imprudencia de una sola persona desató uno de los incendios más destructivos de Los Ángeles.
Rinderknecht, quien trató de incendiarse a sí mismo antes de provocar el fuego en la vegetación, alertó a los servicios de emergencia demasiado tarde. El fuego inicial, aunque controlado rápidamente, resurgió una semana después debido a fuertes vientos, causando una devastación masiva que acabó con la vida de 12 personas y destruyó casi 7,000 estructuras. Las llamas devoraron 9,500 hectáreas, manteniendo a la ciudad en vilo durante semanas y elevando aún más la cifra de muertos cuando se combinaron con el incendio de Eaton. Las críticas ahora se dirigen hacia el departamento de bomberos por no extinguir completamente el fuego inicial, aunque los investigadores insisten en que el incendio permaneció oculto bajo tierra. La detención de Rinderknecht busca llevar justicia a las víctimas.
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