El reciente apagón masivo en la España peninsular ha puesto en evidencia la fragilidad del sistema eléctrico, en un contexto donde las energías renovables tienen un papel cada vez más predominante. Este evento fue precedido por diversas señales de advertencia, incluyendo fallos eléctricos menores en sectores gubernamentales y un informe de la Red Eléctrica que cuestionaba el futuro suministro debido al cierre de centrales de ciclo combinado. Una semana antes del apagón, un fallo eléctrico paralizó durante horas el tráfico ferroviario entre Pajares y Chamartín. Oscar Puente, Ministro de Transportes, atribuyó este incidente a un «exceso de tensión» en la red, que hizo que las protecciones de las subestaciones se activaran, desconectando el sistema por seguridad.
Simultáneamente, otras fallas eléctricas afectaron sectores clave, como el Ministerio de Sanidad, que reportó problemas en su Centro de Procesamiento de Datos, interrumpiendo servicios médicos esenciales. También, Repsol tuvo que detener actividades en su refinería de Cartagena por problemas de suministro eléctrico. A pesar de estos eventos, el director de Operaciones de Red Eléctrica, Eduardo Prieto, afirmó que no se adoptarán medidas preventivas hasta que se obtengan conclusiones definitivas sobre el apagón. Mientras tanto, las advertencias sobre el equilibrio de la tensión eléctrica continúan, en un entorno donde la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC) ha expresado preocupaciones por la alta penetración de energías renovables y la falta de inercia en el sistema eléctrico.
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