París vivió una noche histórica tras el triunfo del PSG en la final de la Champions League, una celebración empañada por disturbios y violencia en las calles de la capital francesa. A pesar del despliegue de 5,400 policías, las festividades se tornaron caóticas con dos personas fallecidas y más de 550 detenidos, 491 de ellos en París. La violencia incluyó incendios de vehículos, intentos de saqueos y enfrentamientos con la policía, especialmente en los Campos Elíseos y alrededores del Parque de los Príncipes. La situación se volvió crítica con la muerte de un joven en Dax y otro fallecido en París tras un accidente de moto, mientras que en Grenoble, cuatro personas fueron atropelladas en plenas celebraciones.
El ministro del Interior, Bruno Retailleau, denunció la presencia de «bárbaros» que buscaban provocar disturbios en lugar de celebrar pacíficamente. Las fuerzas de seguridad utilizaron gases lacrimógenos para dispersar a los alborotadores, mientras que el jugador del PSG Ousman Dembélé pedía calma a los seguidores. La prefectura de Policía remarcó que muchos de los presentes en los disturbios no eran aficionados al fútbol, sino personas con malas intenciones. Hoy, con un desfile del PSG previsto y 110,000 aficionados esperados, París se prepara para blindarse nuevamente, buscando evitar repetir los episodios de la noche anterior. El presidente Emmanuel Macron recibirá al equipo en el Palacio del Elíseo antes de la celebración oficial.
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