El 29 de octubre de 2024, un episodio devastador de gota fría, conocido como DANA, azotó la Comunidad Valenciana, dejando una estela de destrucción en varias localidades de la comarca de l’Horta. La catástrofe se centró en el desbordamiento del barranco del Poyo, afectando a municipios como Chiva, Paiporta, Picanya y Catarroja. A las 16:41 horas, comenzaron a registrarse las primeras alarmas con un vecino reportando que el agua inundaba su casa en Chiva, evento que marcó el inicio de una serie de trágicas alertas. A lo largo de la tarde y noche, el servicio 112 de emergencias recibió casi 20,000 llamadas de socorro. La DANA cobró la vida de 227 personas, agravada por el retraso de la Generalitat en emitir una alerta masiva, que finalmente se comunicó a las 20:11 horas, debate que sigue alimentando la discusión sobre la gestión de la crisis.
El informe del 112, remitido a la jueza Nuria Ruiz Tobarra por parte de la Generalitat, subraya la gravedad del desastre y la falta de respuesta oportuna. Testimonios escalofriantes inundaron las líneas de emergencia, describiendo situaciones donde el agua alcanzaba la cintura y las viviendas se volvían trampas mortales, especialmente para los más vulnerables. El colapso del sistema de emergencias evidenció su incapacidad ante tal número de llamadas y la tragedia se vio agravada por las deficiencias de comunicación entre organismos gubernamentales, a quienes el Gobierno del PP de Carlos Mazón responsabiliza por la falta de información crítica. Dentro de los fallecidos, una destacada cantidad eran ancianos y personas con movilidad reducida que no pudieron actuar con la celeridad requerida para escapar de la catástrofe inminente.
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