Natalia y Rory, recién llegados a Madrid desde Los Ángeles, se enfrentan a un caos inesperado en la estación de Chamartín, donde la circulación de trenes de alta velocidad se ha visto interrumpida por el descarrilamiento de una locomotora en la ruta Alicante-Palencia. Mientras esperan billetes de tren a Alicante, lamentan la falta de información y organización, describiendo la situación como insostenible. Otros viajeros, como Ana, comparten su frustración; las colas no avanzan y los paneles de salidas muestran información desactualizada, mientras intentan encontrar respuestas en medio de la multitud.
La situación ha obligado a desviar a los pasajeros afectados hacia la estación de Atocha, donde la afluencia ha generado más congestionamiento. La tensión ha crecido entre los viajeros, que reclaman la presencia de autoridades al sentirse desatendidos. Aunque Adif ha restablecido algunas conexiones con el norte, no se espera que la normalidad vuelva a la línea hacia el Levante durante el resto del día. En medio del malestar, la Policía Nacional ha distribuido agua para mitigar las altas temperaturas, mientras los viajeros siguen esperando en la incertidumbre.
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