La ruptura de la coalición de gobierno en Alemania, conocida como la «coalición semáforo», que incluía a los socialdemócratas, los Verdes y el Partido Liberal, ha culminado con la destitución de los cuatro ministros liberales por el canciller Olaf Scholz, entre ellos el titular de Finanzas, Christian Lindner. Scholz ha manifestado su descontento con la política económica adoptada por los liberales, acusando a Lindner de bloquear leyes clave y de actuar con tácticas partidistas que han minado la confianza entre los socios de la coalición. Ante esta crisis, el canciller ha anunciado que su gobierno se someterá a una moción de confianza en el Bundestag el próximo 15 de enero, donde se decidirá si anticipar las elecciones previstas para septiembre o permitir que un gobierno en minoría continúe operando.
Se anticipa que el gobierno perderá la moción de confianza debido a la falta de apoyo liberal, lo cual podría adelantar las elecciones a marzo. Esta situación se suma a la complicada crisis en Volkswagen, símbolo industrial del país, que enfrenta despidos y cierres de fábricas. La tensión política se acentúa por la inestabilidad de los liberales, quienes no alcanzan el 5% de apoyo en las encuestas, lo que compromete su representación en el Bundestag. Lindner, enfrentado con Scholz, había propuesto elecciones anticipadas, una medida que suele generar inquietud en Alemania, aumentando la percepción de un gobierno sin brújula en tiempos de incertidumbre económica.
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