El Retiro, uno de los parques más emblemáticos de Madrid, enfrenta un fenómeno similar al de los trenes: su disponibilidad ahora está sujeta a condiciones que escapan al control de los visitantes. Este parque, junto con otros de la ciudad, ha implementado un nuevo protocolo de emergencias que obliga a cerrar sus puertas ante ciertas condiciones climáticas adversas, como fuertes vientos o tormentas. Así, los madrileños y turistas encuentran el acceso al parque condicionado por las «deidades» del clima, una medida que busca garantizar la seguridad, pero que añade un elemento de incertidumbre para quienes desean disfrutar de sus espacios verdes.
Estos protocolos son parte de un esfuerzo más amplio de la ciudad para proteger a los ciudadanos y mantener los parques como lugares seguros. Adaptados a las recomendaciones meteorológicas, estos cierres pueden ocurrir en cualquier momento, haciendo que los visitantes deban verificar constantemente la disponibilidad de estos espacios antes de planificar sus visitas. A pesar de las molestias que estas medidas puedan causar, reflejan una creciente tendencia hacia la priorización de la seguridad pública en lugares al aire libre, un enfoque que sigue el ejemplo de otras ciudades alrededor del mundo.
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