A medida que se aproxima la fecha de la toma de posesión de Donald Trump como presidente de Estados Unidos, surgen señales que indican su intención de abordar de inmediato el conflicto en Ucrania. Una de las iniciativas clave es la creación del puesto de enviado presidencial para Rusia y Ucrania, que será ocupado por Keith Kellogg, un alto mando militar retirado y persona de plena confianza de Trump. Kellogg, quien fue jefe de gabinete en el Consejo de Seguridad Nacional durante la primera administración de Trump, posee una destacada carrera militar y empresarial. Con la guerra en Ucrania cercana a cumplir tres años, Trump ha manifestado su determinación de acabar con el conflicto rápidamente y ha declarado que confía en las habilidades de Kellogg para lograr este objetivo.
Por su parte, el presidente ruso, Vladímir Putin, ha expresado su confianza en Trump, resaltando su creencia en la sinceridad del exmandatario estadounidense para resolver el conflicto. Aunque Putin ha admitido desconocer los detalles del plan de Trump, sus comentarios durante la cumbre de la Organización de Cooperación de Shanghái evidencian un interés en las propuestas del candidato republicano. Trump, quien ha asegurado que podría resolver la situación en Ucrania en un solo día de ser reelegido, busca transmitir un mensaje de paz a través de la fuerza. Los próximos desarrollos políticos serán cruciales para determinar si sus promesas se traducen en acciones efectivas en el escenario internacional.
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