En un hecho sin precedentes, las autoridades mexicanas han iniciado la redistribución de bienes decomisados al crimen organizado entre ciudadanos de bajos recursos. En el marco de la denominada «Operación Liberación», se ha llevado a cabo la entrega de cientos de borregos en la comunidad de Acatitlán, donde los pobladores acudieron masivamente para recibir uno de estos animales, considerados una fuente vital de sustento y desarrollo económico para las familias rurales. Esta estrategia busca transformar los recursos del narcotráfico en herramientas para el bienestar comunitario, una iniciativa que ha sido bien recibida por la población y que promete expandirse a otras regiones afectadas por la violencia y el crimen.
La entrega de bienes incautados, que inició con la distribución de animales de granja, forma parte de un plan gubernamental más amplio orientado a desarticular las finanzas del crimen organizado y, simultáneamente, empoderar a comunidades empobrecidas. En este sentido, las autoridades han destacado que el reparto no se limitará a animales, sino que incluirá bienes muebles e inmuebles que puedan tener un impacto positivo en la vida de los ciudadanos. Este enfoque renovado para la gestión de activos criminales refleja un compromiso por reducir la brecha social y dinamizar la economía local a través de un modelo que pone en manos de los ciudadanos los recursos antes controlados por la delincuencia.
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