La nueva ley de accesibilidad, que entrará en vigor el 28 de junio, busca eliminar las barreras que enfrentan las personas con discapacidad al realizar operaciones bancarias. Esta normativa obliga a las entidades bancarias a transformar sus cajeros automáticos, asegurando que sean accesibles para todos, independientemente de sus capacidades físicas o intelectuales. Las modificaciones incluyen el aumento del tamaño de la letra, la incorporación de audioguías y un rediseño en la interfaz y menús, mejorando así la experiencia no solo para personas con discapacidades, sino también para el resto de la ciudadanía.
Además de los adaptaciones en los cajeros, que contarán con elementos como auriculares y botones con relieve, la ley establece una formación específica para el personal bancario en atención a la diversidad funcional. Los cambios se implementarán de forma progresiva, permitiendo que los cajeros existentes continúen operando hasta su máximo de diez años, mientras que las entidades deben informar a sus clientes sobre cuáles cajeros ya están adaptados. Este enfoque integral promete beneficiar especialmente a personas mayores, quienes también enfrentan dificultades debido a interfaces complejas y texto pequeño en las pantallas.
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