El café se ha convertido en un aliado inesperado para los aficionados a la horticultura, especialmente aquellos que cultivan orquídeas. En los últimos años, se ha destacado su potencial como fertilizante natural gracias a su contenido de nitrógeno y otros nutrientes beneficiosos para el crecimiento y floración de estas plantas delicadas.
Para su aplicación, los expertos recomiendan usar café filtrado y frío para no dañar las raíces. La técnica consiste en diluir los posos en agua, generando una solución nutritiva que puede aplicarse directamente sobre las hojas o en el sustrato. Este método no solo aporta nutrientes, sino que también ayuda a acidificar el suelo, beneficiando a especies que prosperan en ambientes más ácidos, como las orquídeas Phalaenopsis y Cattleya.
Sin embargo, la moderación es clave. Un uso excesivo podría acumular sales en el sustrato, dañando las raíces. Por ello, se aconseja aplicar esta técnica una vez al mes, complementándola con otros fertilizantes específicos para orquídeas, asegurando así un desarrollo saludable.
Los cultivadores resaltan la importancia de observar la respuesta de las plantas. Mientras algunas orquídeas pueden mostrar una floración más abundante, otras pueden no presentar cambios significativos. Realizar pruebas en pequeñas cantidades antes de establecer una rutina definitiva es esencial para determinar su efectividad.
Así, el café se posiciona como un recurso valioso para quienes buscan realzar la belleza de sus orquídeas. Utilizado adecuadamente, podría convertirse en un componente central en el cuidado de estas espectaculares flores.