La Policía Nacional llevó a cabo ayer el desalojo de un terreno en el que una decena de okupas se había instalado desde hace aproximadamente un año. El operativo, que transcurrió sin incidentes mayores, fue solicitado por los residentes de la zona, quienes habían expresado su creciente preocupación por la seguridad y el bienestar de su comunidad. Según algunos vecinos, los ocupantes eran percibidos como una amenaza debido a su comportamiento agresivo y perturbador, lo que generó un ambiente de temor entre los habitantes.
El portavoz de la Policía informó que, tras recibir múltiples denuncias, se decidió actuar para restaurar la tranquilidad en el área. Durante el desalojo, se comprobó que los ocupantes habían construido estructuras improvisadas en el terreno, lo que dificultaba aún más su retirada. Los residentes expresaron alivio tras la intervención policial, esperando que este tipo de situaciones no vuelvan a repetirse. Aun así, algunos vecinos han manifestado la necesidad de reforzar la vigilancia y las medidas de seguridad para evitar futuros asentamientos ilegales.
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