El internet global enfrenta un nuevo revés debido al daño sufrido por dos cables submarinos críticos en el Mar Rojo, causando problemas de latencia y una degradación notable del servicio en el sur de Asia y el Golfo Pérsico. Estos cortes, reportados el pasado sábado 6 de septiembre, han impactado significativamente la conectividad entre Europa, Asia y Oriente Medio.
Microsoft, a través de su sistema de alertas Azure, confirmó la incidencia poco después de las 06:00 UTC. La compañía advirtió que el tráfico normalmente dirigido a través de Oriente Medio podría experimentar interrupciones, con el tráfico ahora redirigido por rutas más largas que afectan los tiempos de respuesta globales en servicios en la nube.
Este incidente expone nuevamente la fragilidad de la infraestructura que soporta la red global. Los cables submarinos, responsables de transportar más del 95% del tráfico internacional de internet, están invisibles al usuario final pero son vitales para conectar Europa, Asia y África a través del estratégico pasillo del Mar Rojo.
El incidente ha llevado a un aumento notable en las latencias, afectando empresas que dependen de una conexión fluida entre Europa, India, Pakistán y los países del Golfo. La respuesta inmediata de Microsoft y otros operadores ha sido redirigir el tráfico a través de rutas más extensas, como el Mediterráneo oriental o África, elevando así la latencia. Expertos señalan que el retardo medio podría aumentar entre un 20% y un 40% hasta que las reparaciones sean completadas.
La reparación de cables submarinos es un proceso complejo y lento, con desafíos logísticos y geopolíticos. Localizar y reparar un cable dañado exige barcos especializados, tarea complicada aún más por la densidad de tráfico marítimo y las tensiones políticas en la región del Mar Rojo. Este proceso puede tardar semanas y no sería la primera vez que se enfrenta a retrasos prolongados.
Este evento recuerda la vulnerabilidad inherente de la infraestructura de internet. Con decenas de cables cruzando estrechos estratégicos, un accidente, catástrofe natural o ataque deliberado puede tener consecuencias globales. Informes de inteligencia han subrayado el riesgo de sabotajes como arma geopolítica, generando debates sobre cómo reforzar estas infraestructuras críticas.
Por ahora, Azure y otros servicios en la nube han demostrado resiliencia, manteniéndose operativos gracias a las rutas alternativas. Sin embargo, las empresas con operaciones distribuidas podrían enfrentar costos adicionales por la pérdida de rendimiento. Esta situación destaca cómo el internet físico depende de una red de cables extensa pero frágil, con el Mar Rojo emergiendo como un punto caliente de conectividad global.
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