El presidente de El Salvador, Nayib Bukele, reafirmó su postura desafiante frente a las críticas internacionales al afirmar que no le importa ser catalogado como «dictador», siempre y cuando se garantice la seguridad de los salvadoreños. Durante un discurso de 80 minutos en cadena nacional, Bukele defendió sus acciones autoritarias, destacando los logros en seguridad y alegando que, aunque su transformación ha sido rápida, aún queda trabajo por hacer. El mandatario criticó duramente a los medios de comunicación y defensores de derechos humanos que denuncian su gestión, argumentando que muchas de estas críticas responden a una agenda globalista temerosa del impacto de sus políticas.
En su intervención, Bukele también defendió la reciente aprobación de la Ley de Agentes Extranjeros, que impone restricciones y un impuesto del 30% a determinadas organizaciones internacionales que operan en el país. Afirmó que esta medida es necesaria para evitar injerencias extranjeras, aunque eximirá a organizaciones de ayuda humanitaria. El presidente subrayó que él mismo definirá qué acciones se consideran políticas bajo esta legislación. A pesar de las acusaciones de autoritarismo, Bukele sigue gozando de un alto índice de popularidad, con más del 80% de aprobación entre la población salvadoreña, según encuestas recientes.
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