El Centro de Confinamiento del Terrorismo (CECOT) en El Salvador cumplió dos años, siendo una pieza clave en la estrategia del presidente Nayib Bukele para combatir el crimen y las pandillas en el país. Con capacidad para 40,000 reclusos, el CECOT se ha convertido en el símbolo de la política de seguridad de Bukele, quien ha logrado reducir drásticamente los índices de homicidios en El Salvador, llevándolos de 38.5 por cada 100,000 habitantes en 2019, al inicio de su mandato, a solo 1.9 en 2024. La reducción significativa de la criminalidad ha aumentado su popularidad tanto a nivel nacional como internacional. Actualmente, unos 16,000 presos podrían lograr la reducción de su condena mediante trabajos como la fabricación de ropa y limpieza de playas, aunque este programa excluye a violadores y asesinos.
A pesar de estos logros, la CECOT enfrenta graves acusaciones de violaciones de derechos humanos. Desde su apertura, han surgido denuncias de condiciones inhumanas que incluyen detenciones sin pruebas, celdas sobrepobladas, y falta de agua y comida. Además, un informe de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos publicado en 2024 califica al enfoque del gobierno de Bukele como «represivo, indiscriminado y contrario a los convenios internacionales», destacando abusos sistemáticos dentro del centro penitenciario. Aunque el gobierno de Bukele continúa revalidando su política de seguridad ante una caída de homicidios del 26% entre 2023 y 2024, el hermetismo y las críticas internacionales exponen la otra cara de su gestión, marcada por un enfoque controversial en la lucha contra el crimen en El Salvador.
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