En Bruselas, la atmósfera política fluctúa entre la paciencia y la resignación. La espera por la carta del presidente estadounidense, Donald Trump, que detallará los nuevos aranceles a los productos importados desde la Unión Europea, ha generado expectativas y tensiones entre los miembros de la Comisión Europea y los Estados miembros. Inicialmente, una conversación entre Trump y Ursula von der Leyen parecía augurar un avance positivo, pero el retraso en la entrega de la carta ha sembrado dudas. Los líderes europeos, incluidos el portavoz de Comercio Olof Gill y el comisario Maros Sefcovic, persisten en su voluntad de alcanzar un principio de acuerdo antes del 1 de agosto, aunque las propuestas arancelarias de Estados Unidos, que podrían oscilar entre el 15% y 20%, añaden complejidad a las negociaciones.
Mientras tanto, la Unión Europea ajusta su estrategia para proteger sectores clave como el automovilístico, buscando soluciones que mitiguen los aranceles elevados en otros productos como coches, acero y aluminio. Las discusiones han enfrentado resistencia particular en productos agrícolas por parte de Francia e Italia. Además, Bruselas ha dado un paso estratégico al retirar la propuesta de la «tasa Google» al prever dificultades en su aprobación debido a la postura de Trump. Sin embargo, el desenlace de estas conversaciones depende críticamente de la postura final de Trump, con la posibilidad de reactivar medidas arancelarias europeas previamente aprobadas si las negociaciones no prosperan, un tema que se debatirá próximamente en el Consejo de Comercio de la UE.
Leer noticia completa en El Pais.