Durante la transmisión de las campanadas de fin de año, David Broncano y Lalachus desafiaron las convenciones tradicionales desde el emblemático balcón en la Puerta del Sol, con una emisión que rompió esquemas y capturó la atención de millones de espectadores. El evento, que recordaba la audacia de «Martes y 13» en sus mejores momentos, no solo rompió la cuarta pared al mostrar el detrás de cámaras, sino que también ofreció un guiño a sus competidores cercanos, Cristina Pedroche y Alberto Chicote. Con una naturalidad desarmante, el dúo convirtió la formal solemnidad del cambio de año en una celebración desenfadada, sin temor a mostrarse auténticos y a conmemorar el amor desprejuiciado hacia la televisión.
La aparición de Broncano, trepando audazmente al mítico cartel de Tío Pepe al inicio de la velada, marcó un inicio impredecible que ya presagiaba el tono irreverente de la emisión. A medida que avanzaba la noche, sus intervenciones, repletas de espontaneidad y autenticidad, desdibujaron las líneas entre presentador y cómico, un estilo que algunos podrían considerar caótico pero que sin duda reflejaba una desconexión consciente con los viejos formatos. En este evento, que marcó el comienzo de 2025, ambos presentadores subrayaron que la televisión sigue siendo un espejo de quienes la consumen, embebiendo el espíritu de las nuevas generaciones que eligen la transparencia sobre la artificiosidad, mostrando que la televisión, en su mejor versión, se convierte en un mosaico de nuestras propias experiencias vividas.
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