La borrasca Boris ha dejado a su paso por Europa central un saldo devastador, con al menos 14 muertos y cuantiosos daños materiales en países como Rumania, Polonia, Austria y República Checa. Las lluvias torrenciales desbordaron ríos, anegaron pueblos y obligaron a evacuar a decenas de miles de personas, en lo que se consideran las peores inundaciones en dos décadas. En Rumania, las inundaciones causaron la muerte de seis personas, mientras que en Austria, un bombero y dos hombres de 70 y 80 años fallecieron ahogados. Polonia ha registrado cuatro muertos, y en la República Checa, una persona se ahogó en el río Krasovka, con otras siete personas aún desaparecidas. Las autoridades en varios países se preparan para una nueva crecida de las aguas, mientras calculan los costos de los daños y organizan ayudas para los afectados.
En Polonia, donde el Gobierno prevé declarar el estado de catástrofe natural, los niveles de agua han retrocedido en algunas zonas, pero la recuperación parece lejana. Michal Piszko, alcalde de Klodzko, solicita ayuda urgente, mientras que en la ciudad de Nysa se ha evacuado un hospital y cerrado varias escuelas. En la ciudad checa de Jesenik, las tareas de limpieza comenzaron luego de que las aguas mostraran la magnitud de los daños, con coches y escombros por las calles. El canciller alemán, Olaf Scholz, ha ofrecido ayuda a los países vecinos mientras su propio país afronta una subida de los niveles de agua. La región se mantiene en alerta mientras las previsiones meteorológicas anuncian más lluvias, incrementando la preocupación por posibles nuevas inundaciones y daños en infraestructuras críticas y viviendas.
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