Después del histórico indulto de un toro de Murteira en 2024, se esperaba con entusiasmo un nuevo encierro de este hierro en la plaza de Azpeitia. No obstante, la corrida no cumplió con las expectativas, en parte debido al comportamiento de los toros y las actuaciones de los toreros. Un aspecto destacado fue la escasez de puyazos, solo siete en total, marcando una tendencia hacia el monopuyazo que ha prevalecido durante todo el ciclo azpeitiarra, un cambio notable en una plaza conocida por su histórica atracción hacia el tercio de varas.
El nombre destacado de la tarde fue Borja Jiménez, quien logró cortar una oreja en cada uno de sus toros y salir en hombros, aunque su triunfo no fue contundente. Jiménez mostró un buen inicio con intensas tandas de derechazos, pero su actuación perdió intensidad con adornos improvisados, afectando la conexión con el público. Tomás Rufo también dejó su marca con una oreja, logrando una actuación mixta con buenos pases y momentos de alivio. Por su parte, Paco Ureña mostró disposición, aunque no consiguió más allá de lo voluntarioso. En resumen, una tarde entretenida que careció de la emoción y orden necesarios para alcanzar un nivel más alto. La feria culminó con dos tercios de entrada y una sensación general de que faltó más intensidad y emoción.
Leer noticia completa en El Pais.