En la reciente cumbre «Democracia Siempre» celebrada en Santiago de Chile, cinco presidentes progresistas abordaron la urgente necesidad de contrarrestar el avance de la ultraderecha a nivel global. Los líderes, entre ellos Gabriel Boric, Luiz Inácio Lula da Silva, Gustavo Petro, Yamandú Orsi, y Pedro Sánchez, destacaron la importancia de ofrecer propuestas concretas frente a lo que denominan un «nuevo consenso de Washington antidemocrático» promovido por la extrema derecha. En el encuentro, se subrayó la necesidad de una acción conjunta dentro de las izquierdas para enfrentar desafíos como el crimen organizado, la desinformación y el cambio climático. Boric enfatizó que los progresistas deben diferenciarse de sus adversarios no negando la legitimidad del oponente, y en cambio, destacó los logros de su gobierno, como el aumento del salario mínimo y reformas en el sistema de seguridad social, a pocos meses de las elecciones presidenciales.
A esta cumbre le precedió un encuentro en Nueva York organizado por Lula y Sánchez, donde discutieron su preocupación por la limitada convocatoria de líderes progresistas. En respuesta, decidieron organizar esta reunión en Chile, donde acordaron iniciativas en áreas como seguridad y medioambiente, que serán detalladas en septiembre en Estados Unidos y posteriormente en Madrid. Lula hizo hincapié en que la democracia implica más que sufragar, es también participar en gobernar, y alertó sobre el impacto de los radicalismos derechistas que utilizan tecnologías modernas para sembrar odio. Petro, por su parte, advirtió sobre la manipulación de algoritmos por parte de la extrema derecha como una nueva forma de control político. Los asistentes coincidieron en la necesidad de un nuevo pacto social que ponga a la población en el núcleo de las políticas públicas, rescatando el rol del Estado en garantizar derechos y superando los dogmas neoliberales que prevalecieron tras la crisis financiera.
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